martes, 30 de noviembre de 2010

Despertar

El viento soplaba bien cabrón, cuando no miraba sentía que las cosas se movían, el ruido, el maldito ruido, tic-tac, tic…. Pinche tac. No me encontraba satisfecho, estaba hambriento, no había comido en tres días, ya nada más me quedaban unas playeras verdes y como dos cuadros. Tenía lo suficiente para dos días más. Fui a casa de mi tía la sangre lo suficiente, ya sabes algo de comida para el monchis y algo de pasta para comprar un refresco y unos cigarros. Pensé en comprar una caguama, pero la verdad es que no me gusta beber en lugares en donde hace mucho frio y solo hay una manera de beber una cerveza y es fría, esos cerdos británicos que la beben caliente, enserio ¿Qué pensarán los muy puercos?.
Dejo las cosas en casa y bajo un piso, toco el timbre, el numero 2 esta chueco, siempre ha estado así. Abre la puerta es Mónica – Que p2 ya vienes a joder de nuevo? Me pregunta con cierta repugnancia. Debo ser justo y contarte. Mónica y yo estuvimos juntos antes de todo, antes de la muerte de máma, antes de las drogas, antes de que las cosas empezaran a salir mal. Aún así me tenía compasión debe ser porque nos conocemos desde niños o porque cree que me va a hacer cambiar. La verdad no quería cambiar en este momento de mi vida mi único plan es llegar al sueño y despertar una vez ahí. Despertar de una vez por todas.
Entró al depa de Mónica, luce bien, los muebles están alineados, la televisión transmite una novela, me siento tomo el control y pongo la repetición de un juego de futbol. –Pon la puta novela, la estaba viendo- grita Mónica. La volteo a ver, regreso a la novela. Me paro tomo un cigarro, lo prendo, doy una rica calada, exhalo el humo tranquilamente. Dejo el cigarro en el piso, me acerco a Mónica, le veo los ojos. La tomo del cuello, acaricio su garganta, tomo con mi otra mano su pelo, le doy un tirón y una bofetada a Mónica, la tomo del cuello y la arrojo al suelo, una vez en el suelo le doy tres patines. –¿Te gusto?, ve lo que tengo que hacer para educarte- sonrió mientras digo estas palabras. Mónica solloza en el suelo. Tomo mi cigarro y doy una fuerte calada.
La dejo tirada ahí a Mónica, Mónica Platas, hija del Comandante Juan Carlos Platas Rufiño de la PGR, cierro la puerta y me voy a mi piso, entro a mi casa enciendo un cigarro, me siento a esperar, espero, tic- tac, tic- tac, oigo unos pasos se acercan, alguien toca la puerta muy duro, no abro, la abren a patadas, oigo la alarma, me dan un puñetazo en la cara, oigo la alarma es hora de despertar, me dan otro golpe, me rompen la nariz, empiezo a despertar, estoy en el suelo patín tras patín… tic…. Oigo el chasquido del arma…tac…es como un gran despertador...tic….veo el cañon de un arma… oigo un disparo… tac… Alarma! Alarma!, estoy despierto ya.

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