domingo, 21 de junio de 2009

Desquintando

Caminaba por una zona “peligrosa” de la ciudad; entre comillas porque todos lo dicen y nunca he visto que pase algo, a excepción de esa vez que encontraron unas cabezas en una glorieta, pero eso fue del narco y el narco no cuenta. Era de madrugada, un señor paró su camioneta para recoger unos monitores de computadora de la basura, pensé que era una idea muy buena y unas ganas de revisar la basura casi me hacen cruzar la calle y lanzarme junto a él y ver qué clase de basura informática podríamos recoger y tal vez luchar para ver quién se quedaba con la mejor basura.
Desistí y seguí mi camino, la calle cada vez se volvía más angosta y empinada,!malditas campañas políticas¡. ¿Alguna vez han caminado por la noche en una calle llena de cartelones políticos? Es una cosa horrible las luces iluminan el camino, cada poste un cartelón con la cara y nombre de nuestro nuevo sicario, la mirada y sonrisa de nuestro candidato invitándote a unírtele es como los Deadites de Evil Dead gritando “Join US”, una cosa terriblemente paniqueante, una brisa empeoro todo, eran un montón de cabezas flotando pidiendo tu voto.
Horrible, pero la casa estaba cerca y necesitaba mi cama, un deposito abierto se cruzó en mi camino y decidí comprar una chela para dormir mejor ¡gran idea!. No había nadie en el mostrador y decidí tocar impertinentemente a las 4 de la mañana. Una señora de edad sale en bata, me despacha y me da mi caguama, le pagó el importe ,7 pesos, que infamia.
Entro a mi cuarto y el olor es horrible, debe haber una rata muerta en algún lugar, ruego que sea eso y no algo peor como un nido de ratas. No necesito cientos de ratas bebés corriendo por el cuarto. Compruebo que efectivamente ese ruido por la mañana si eran los de comisión. Maldigo en voz alta y prendo una vela, tengo muchas velas, suele quedarme sin electricidad cada determinado tiempo.
Me siento en la cama, destapo la caguama y le doy un trago, amargo y pesado. Estaba quemada, justo como me gusta, prendo un cigarro, veo las sombras creadas por la vela, me entretiene, suena el celular y era esa pequeña chica de 15 años que había conocido recién hace unos días. Le digo que sí había hecho el amor a la luz de las velas y me contesta nerviosamente complacida que no, la espero en casa.
Me bebí toda la caguama y tardo unos 10 minutos más en llegar, prendí un par de velas más y la deje pasar, no sé si su reacción al ver el cuarto fue de emoción o repulsión pero ya estaba dentro y no podría salir, por lo menos en un par de horas. Nos fajamos un poco, la chica es atrevida pero está nerviosa y trato de calmarla para que sea mejor para los dos. Le quito unos divertidísimos calzones de algodón, creo que tenían estampado de Pucca o Hello Kitty o alguna otra cosa de niñas, esta idea me puso a mil y ahora realmente estaba excitándome un poco.
La empecé a besar con mas rudeza y meto mi mano en su entrepierna, siento una ligera humedad y me empiezo a deschavetar, cuando la chica de repente grita para y me empuja, la chica me dice que era su primera vez, me levanto y con una terrible erección con contenido semiótico apuntando directamente hacia su ombligo, la cosa parece sacada de película italiana de los setentas, la escena me da un poco de risa, la consuelo, le digo que todo va a salir bien, que le va a gustar y que luego tendremos que hacer un terrible esfuerzo para luchar contra su promiscuidad.
Regresamos a la cama y trate de ser un poco romántico así que fui directo al grano y rompí su último lazo con su niñez y posiblemente con su dignidad por algunos años, seguramente irá con un psicólogo y le dirá cosas como “Dr. Me siento tan culpable de perder mi virginidad con ese hombre que a veces pienso en que soy una puta”, y lo es por haberse acostado conmigo.
La chica no gime, grita. Le digo que se calle un poco, el casero puedo bajar en cualquier momento, noto siento naturalidad en sus movimientos y veo que tiene el talento, esta chica sabe lo que hace, después de un rato ella me dice no puede más y se acuesta en la cama, le dije que me ayudara terminar y me contesto que no me chuparía el pene y que le daba asco tenerlo en la mano, termine chaqueteándome yo. Eso sí viniéndome en sus senos.
Al parecer fue mala idea, me pidió el baño, regreso y dije algo de que le daba asco y que yo no sé qué cosas, me encontraba aturdido aun por venirme, la cabeza daba vueltas, me acosté. Ella se vistió, tomo sus cosas y se fue. Jamás me volví a topar con ella.
Al día siguiente me levantó la luz de la ventana que daba directo en la cara, el calor era ya insoportable, veo lo sucio que esta el cuarto y justo observo en las sabanas una mancha roja, asqueroso, pensé que había mentido todo este tiempo. Una ligera satisfacción recorre mi espalda. Jamás me volví a topar con ella.